DEJAR MORIR
Desde que me separé a fines del 2020, compartir espacios de calidad con mis hijos se hizo cada vez más difícil. Entre las crisis de la adolescencia, los carretes y varios otros factores, ellos han ido espaciando cada vez más su tiempo conmigo, lo que me ha generado mucho dolor, sobre todo porque siempre me sentí especialmente bendecido y gratificado en mi ser papá.
El tiro de gracia me llegó a fines del año pasado cuando supe que este verano se irán a vivir con su mamá fuera del país. En simultáneo mi polola se fue a vivir también al extranjero y por si fuera poco falleció mi papá.
Hoy estoy recién iniciando el duelo más importante de mi vida. Para mi sorpresa estoy tranquilo, auto contenido, tomando los aprendizajes y conectando más con la calma que con la desesperación, ya que entiendo que la vida es larga y todo puede pasar. Decidí tomar la experiencia como una fuente de sabiduría para enriquecerme y crecer, en vez de victimizarme. No ha sido nada fácil.
Lo primero que descubrí es que estamos poco preparados para dejar morir las cosas, las etapas, los vínculos y las personas. No nos han enseñado a transitar el dolor de las pérdidas saludablemente. Somos emocionalmente analfabetos.
El apego nos nubla la mirada y nos impulsa a aferramos a lo de siempre, creyendo que nos pertenece, y que su partida es un castigo, un disparo al corazón que no nos merecemos.
El apego nos ata al dolor egoico, que nos impide aprender a fluir en la verdad de lo que es, pues oponemos resistencia obsesiva a lo inevitable, generando más dolor en la fricción con la realidad.
El apego necrosa el alma porque perdemos la confianza en la Sabiduría Divina que todo lo sabe, que todo lo sostiene.
Dejar morir no es abandonar, sino soltar en paz aquello que ya ha cumplido su ciclo vital, es aprender a bailar con el curso natural de la vida, respetando y honrando sus múltiples procesos de cambio, gestación y muerte que nos han anticipado desde siempre y nos sucederán para siempre.
Dejar morir es aprender a disfrutar y agradecer lo que se tiene en tiempo presente, porque sabemos que no será eterno.
Dejar morir es dar la bienvenida a lo nuevo, a la transmutación permanente de todo lo que hay, y de la cual nosotros mismos somos átomos estelares del Plan Infinito Universal.
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Rai Silva Coach Ontológico
#YaEsTiempoDeSanar