HERIDA DEL RECHAZO

Esta herida es la más profunda y dolorosa de las 5 Heridas del Alma. Suele incubarse durante la gestación de un embarazo no deseado, o cuando los progenitores manifiestan el deseo de haber tenido un hijo del otro sexo o con otras caracterísricas.

Cuando la herida del rechazo habita en una persona, suele desarrollar un patrón de comportamiento inconsciente que se ancla en el miedo a aparecer, a mostrarse, a sacar la voz. La máscara egoica de esta herida se llama “huidizo”.

El miedo a aparecer radica en la idea inconsciente y profunda de que “no debió haber nacido”. El huidizo se siente como un colado en la fiesta de la vida. No se siente merecedor de todo lo bueno que se le cruza en su camino, no lo ve o no lo toma porque siente que no es para él. Desde ahí sabotea sus propios dones, guardándolos bajo llave, o sus vínculos de pareja que decide romper antes de que lo hagan con él.

El huidizo suele esconderse de muchas formas. Durante la infancia puede ser el chico que evita la interacción con sus compañeros en el recreo, buscando refugio en la biblioteca, donde se siente seguro tras los libros y la actividad mental alejada de la experiencia corporal y sensorial.

En la adolescencia las redes sociales son el escenario perfecto que le permiten asomar la nariz tras perfiles anónimos. Interactúa mucho, pero sin delatar quién es. En el fondo está permanentemente testeando su propia validez frente a los demás. El problema es que mientras no se sienta él mismo validado, no termina de convencerse de que no tiene que demostrar nada a nadie, ni justificar su presencia.

Durante la adultez es proclive a escoger carreras que le permitan el aislamiento y la soledad, como programación, auditoría o investigación, donde se desenvuelve bien porque es muy autoexigente en el anhelo de no ser rechazado también por resultados mediocres, y por su nivel de foco y concentración en temas ajenos a la interacción humana.

El huidizo es culposo, y suele atribuirse la responsabilidad de los fracasos grupales. Tiene una autoestima baja, producto de su sensación permanente de no merecimiento y de estar ocupando un lugar en el Mundo que no le corresponde.

El huidizo es altamente sensible y proclive a interpretar cualquier señal o comentario como un rechazo flagrante. Su razonamiento es que como no debería estar ahí, tiene que hacer un esfuerzo extra para ganarse su lugar, pero a un costo energético alto. Una enfermedad posible es la anorexia, dado que en el fondo “desaparece” de la vista de los demás, aunque al mismo tiempo es un gran pedido de auxilio silencioso para que lo vean y lo atiendan en el amor que siente que no recibió de niño.

El gran desafío de esta herida es aprender a quererse y validarse por el sólo hecho de existir. Como todas las heridas, es abordable con un acompañamiento de coaching.

Te invito a ver mi entrevista en radio sobre las 5 Heridas https://youtu.be/q5GkNr9CP7Q

Rai Silva ❤ Coach Ontológico
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