Hace un tiempo me dijeron por ahí que yo soy incoherente porque por un lado comento cosas serias y profundas en las redes sociales, pero por otro lado escribo y comparto tonteras muy superficiales. Que cuál de los dos es el verdadero Raimundo.
El juicio no me dejó indiferente. No lo respondí, pero me picó porque tengo un tema con la imagen proyectada. Intento mostrarme honesto y razonable porque es lo que me nace, pero también tengo sombras oscuras que pocos conocen.
Igual le di unas vueltas y concluí que somos cualquier cosa menos personajes planos. Es absurdo y reduccionista pretender que sólo tenemos una característica principal que nos define, y que nos tenemos que ajustar a ella como una suerte de guión para ser «coherentes y predecibles».
Todos tenemos distintas facetas (a menudo muy contrapuestas) que afloran dependiendo del contexto y de las teclas que se nos activen. Es propio de nuestra humanidad multidimensional, misteriosa e imperfecta.
Yo estoy feliz y orgulloso de poder conectarme con mis inquietudes y emociones en planos tan diferentes. Tengo una forma de pensar muy analítica y cerebral por un lado, pero por otro soy sensible a lo artístico y la belleza; puedo ser denso y hasta agresivo, pero también puedo ser cariñoso y cercano. Soy un viejo mañoso a veces, pero también mi niño interior se asoma sin aviso para despeinarme y reír de buena gana, de ahí la tontera y el humor siempre disponibles.
Soy (y somos) todo eso y mucho más, y me encanta que sea así.
Te invito a observar, abrazar e integrar tus múltiples facetas y contradicciones, ahí está la génesis del auto conocimiento y de la aceptación personal de cada uno.
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Rai Silva Coach Ontológico