Son aquellas relaciones desgastadas o tóxicas en que ningunos de los dos termina de entrar de lleno en el “campo gravitacional” del otro (en el buen sentido de la palabra), ni tampoco tiene la energía suficiente para alejarse de él (o ella) con libertad para conectar con otros planetas en el vasto Universo.
Las relaciones orbitales son vínculos kármicos basados en el apego, es decir se alimentan del miedo a sufrir o a quedar solos, o bien se alimentan de la necesidad del ego de vivirse las relaciones desde el drama y la victimización.
Las relaciones orbitales viven auto engañados con la idea de que no se está haciendo lo suficiente por sacar adelante la relación, entonces en el proceso se dejan pasar a llevar, erosionando su auto estima y dignidad con frecuencia. Viven en la trampa de un futuro promisorio que jamás llega.
Las relaciones orbitales son responsabilidad de ambos, porque no se toman bien ni se sueltan bien. Están eternamente en el limbo entre lo que podría ser y lo que nunca es realmente. Ahí falta consciencia para evaluar la salud de esa relación y faltan huevos también para tomar decisiones con firmeza y desde el amor.
En las relaciones orbitales no hay buenos ni malos, sino dos almas inocentes y poco trabajadas que anhelan conectarse, pero que arrastran a sus niños heridos hasta el núcleo mismo del vínculo, dejándose llevar por pataletas infantiles y la necesidad no resuelta de obtener toda la atención y el cariño que no han sabido entregarse ellos mismos en primer lugar.
10 SEÑALES PROPIAS DE UNA RELACIÓN ORBITAL:
1. Sientes que no puedes ser tú.
2. Dedicas más tiempo a discutir que a disfrutar.
3. Poco a poco te aíslas de tu entorno.
4. No se generan espacios para que te expreses con libertad.
5. Cualquier cosa es potencial tema de conflicto.
6. Tienes la energía y el entusiasmo en sus niveles más bajos.
7. Siempre tienes tú la culpa de todo.
8. Tienes que excusar a tu pareja ante tu entorno.
9. La desconfianza y los celos forman parte del día a día.
10. La risa y el sexo desaparecen de tu vida.
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Raimundo Silva
Coach Ontológico Asersentido